Pocas campañas difamatorias del Imperio y sus lacayos
locales han llegado al bajo extremo de negar
la existencia de la persona vilipendiada.
Tal es el caso de la campaña de la cual es víctima el Vocero de la Casa Blanca
y Agente del FBI con Responsabilidad para el Hemisferio Occidental, Jim Luers.
La víctima de la estrategia de enlodamiento de la
conspiración internacional se ha visto forzada a crear a toda carrera un bolg (primera entrada el 3 de junio)
y una cuenta de Twitter (abierta
el 3 de junio). A través de esa cuenta de Twitter, Jim ha estado pidiendo ayuda
para probar su existencia:
Jim Luers @RealJimLuers @hphernaiz Es importante
aclarar el record luego de ciertos misentendidos alrededor de mis declaraciones
https://jimluers.wordpress.com/2015/06/04/carta-abierta-sobre-la-veracidad-de-los-
Con gusto me uno a esta campaña por probar el ser de Jim. A mi modo de ver la
prueba inequívoca de tal existencia es que los
más serios medios comunicación del Estado Venezolano ha citado a Jim como
fuente fidedigna en el caso de la supuesta investigación que se le sigue a
Diosdado Cabello en USA. El agente del FBI ha afirmado que “las acusaciones del
exescolta de Cabello, el militar de la armada Leamsy José Salazar, son
totalmente falsas.” Las citas en medios oficiales fueron hechas mucho antes de
que Jim se convirtiese en activo bloguero y tuitero, lo cual evidentemente
añade verosimilitud a su existencia.
Pero Jim ha hecho más que revelar la verdad de una
conspiración mediática contra Cabello. A través de una carta
abierta publicada en su blog, Jim ha hecho un uso brillante de una forma de
retórica especular a través de la cual, no solo ha probado su propia existencia
fuera de toda duda posible (“Pues, aquí me encuentro escribiendo esta carta,
así que debo existir”), sino que además demuestra la no existencia de Leamsy Salazar.
No sea que la canalla mediática o algunos de sus troles
apátridas logre bloquear el blog de Jim, copio y pego aquí su carta en la cual
hace un análisis histórico-literario que obliga a Salazar a dejar de existir:
Carta
Abierta Sobre la Veracidad de los Dichos de Jim Luers
Carta
abierta a quien pueda concernir:
Escribo
esta carta directamente sin el por medio del staff de la Casa Blanca para
aclarar las alegaciones que se han hecho sobre mis declaraciones y la validez
de mis testimonios. Antes de pasar a explicar la veracidad de mis dichos,
quiero dejar en claro que me rijo por los más claros principios de
acontabilidad que me merecen el ser un ciudadano de los Estados Unidos de
América.
Se
ha dicho por distintos medios que mis declaraciones sobre la falsedad de la
investigación al señor Presidente del Congreso venezolano Diosdado Cabello y
otros asuntos de Venezuela, declaraciones hechas bajo mis funciones como
declarante de la Casa Blanca y funcionario de la Oficina Federal de
Investigación (FBI por sus letras en inglés), son falsas. Es importante que
quede claro que mis declaraciones no se refieren a unas exculpación de Sr.
Cabello, sino sobre la total invalidez de los dichos de los diarios ABC y Wall
Street. Y la razón, principal, y que vemos con principal preocupación tanto en
la oficina de declarantes de la Casa Blanca, como en el FBI, es que el testigo
principal argüido por los señores ABC no existe. Y me refiero a la referencia
del señor testigo Leamsy Salazar. Este personaje es una creación ficticia de
poderes fácticos venezolanos junto al paramilitarismo bogotano de extrema
derecha. Repito, tal testigo no existe ni el gobierno de los Estados Unidos de
América tiene testigo alguno declarando en contra de funcionarios venezolanos.
La
primera pista de la no existencia de esta persona es el nombre: Leamsy. No es
secreto para mis allegados que soy un devoto de la historia y las grandes
luchas sociales. He estudiado con profundidad lo que a mi me gusta llamar “Las
Dos Grandes Revoluciones Latinas,” que no son otros más que la Sandinista y la
Campaña Admirable de Simón Bolívar (el George Washington venezolano, o sería
Washington el Bolívar americano?). El nombre Leamsy, como vemos claramente, es
un anagrama de Ysmael. “Call me Ishmael,” o “llámenme Ysmael” en la variante
latina del hebreo, así reza la primera línea de Moby Dick de Herman Melville.
Como bien sabe quien sabe de historia Melville era un gran admirador de
Bolívar. Se cruzaron brevemente en aquellos tiempos de revolución, pero el
verdadero conocimiento que Melville tuvo de Bolívar fue a través de las historias
que Manuela Saenz, “Manuelita,” como le decían, le contó en el lecho de su
muerte. Esos últimos días de la heroína latina los pasó conversando con el
escritor sobre las hazañas del Libertador de la América, y él quedó muy marcado
por una frase que Manuelita le dijo: “Bolívar es una rareza de la historia que
debimos proteger. Pero no, por su singularidad, el espíritu mezquino del hombre
quiso perseguirlo y borrarlo. No pudieron. Bolívar era una ballena blanca.” Y
de ahí la idea de Moby Dick, que se convirtió en una metáfora para el ideal de
Bolívar detrás de la campaña admirable. Una metáfora de Bolívar. Que no se
volvió a utilizar hasta la llegada de Hugo Chávez. Así, el poder fáctico
utilizó el anagrama del nombre del testigo del intento de asesinato de la
ballena para crear un personaje que sería el testigo principal para derrumbar
el estructurado actual de la República Bolivariana de Venezuela. Un testigo que
asesinaría a la Ballena Blanca. Donde se equivoca el paramilitarismo es que al
final Moby Dick y su espíritu sobreviven, igual que los ideales de SU Simón
Bolívar.
De
esta manera, y gracias a mis conocimientos de la historia, intuimos que esa
persona no existía y que se trataba de un nombre código típico del
paramilitarismo que por años ha negado a la figura de la “Ballena Blanca” como
un héroe de la historia neogranadina. Y, por supuesto, el hecho que no
encontramos a tal persona en nuestras bases de datos de testigos.
Finalmente,
el otro adicional sobre el escarnioso esgrimido por los medios, y en el cual no
vale la pena profundizar, es en los detalles sobre la existencia de mi persona.
Pues, aquí me encuentro escribiendo esta carta, así que debo existir.
James K. Luers
Declarante de la Casa Blanca y funcionario del FBI
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