Carey,
John Michael. 2019. Who
Believes in Conspiracy Theories in Venezuela? Latin American Research
Review 54(2), pp. 444–457. DOI: https://doi.org/10.25222/larr.88
John Carey de Dartmouth College ha publicado recientemente
un excelente artículo en el que se basa en datos de encuestas para discutir
algunos de los puntos que he planteado en este blog en los últimos años.
Específicamente, Carey estudia tres discursos teórico-conspirativos venezolanos.
Dos “pro-chavista”: la Guerra Económica y el “asesinato” de Chávez (que en
Venezuela se suele llamar “magnicidio”); y una “pro-oposición”, la
“Conspiración (plot) del PSUV” (la
teoría según la cual parte del liderazgo del partido de gobierno está conspirando
para sacar a Maduro del poder y a sí conservar algunos espacios de poder).
El análisis de datos de encuestas lleva a Carey a
concluir que en Venezuela “del 54% de los encuestados que se muestran de
acuerdo con cualquiera de las tres afirmaciones conspirativas, 39% expresan
apoyo a las narrativas pro-chavistas, pero no a la narrativa pro-oposición y
viceversa. El análisis multivariado confirma que la identificación política es
el predictor único más fuerte del apoyo a cualquier teoría de la conspiración
dada. Los venezolanos tienden a apoyar [teorías de la] conspiración que
vilipendian a sus adversarios políticos” (p. 10).
Carey menciona además una serie de correlaciones
interesantes, entre otras: Hay una relación significativa entre la visión de
mundo maniqueísta y la creencia en teorías
de la conspiración (en este blog y en otros trabajos he vinculado las creencias teórico-conspirativas con las
ideas sobre el bien y el mal). La edad de los encuestados también presenta una
correlación interesante (los mayores tienden a creer más: Carey sugiere que a
mayor edad, más memoria de la escabrosa historia de intervenciones
norteamericanas en América Latina) y, muy importante, el nivel educativo de los
encuestados (a mayor educación, menos creencia).
Agradezco las referencias que hace Carey a mi
trabajo y aprovecho para hacer unos breves comentarios:
Lo que siempre me ha interesado resaltar en este
blog es narrar cómo el discurso teórico conspirativo se convierte en retórica
oficial del estado y que consecuencias políticas tiene este fenómeno (malas,
por lo general, como ya señalara Hannah Arendt). Por lo tanto, aunque a veces
he hecho algunas referencias a ellas, en este blog he hecho pocas menciones a
las teorías de la conspiración de la oposición Venezolana. Esto ha sido
acertadamente criticado por muchos como un sesgo de este blog.
Sin embargo, hay en efecto una retórica teórico-conspirativa
de la oposición que ha tenido y está
teniendo importantes consecuencias políticas en Venezuela, que he trabajado
poco hasta ahora, pero espero hacerlo pronto. Ese discurso de una parte de la
oposición se refiere al tema clave del voto.
La retórica abstencionista opositora está basada en una teoría de la
conspiración que afirma que no importa la participación, el gobierno ha robado
y robará elecciones. La consecuencia de este discurso ha sido una notable
desmovilización de la oposición.
Téngase en cuenta que en este blog he insistido en
que las teorías de la conspiración pueden ser verdad o no, eso no es lo que las
hace teorías de la conspiración: lo que las hace tales es la creencia en que un grupo particular conspira
para lograr sus metas (y esto es verdad que sucede todo el tiempo en todo
el mundo). Puede ser muy importante desmontar ciertas teorías de la
conspiración y demostrar que sus afirmaciones no se ajustan a la verdad, pero
eso es trabajo para los filósofos. Mi interés por estas formas de discursos sigue
una perspectiva sociológica pragmatista: ¿qué diferencia hace que una teoría de
la conspiración sea verdad o no? ¿Qué consecuencias tiene creer en ella? ¿Sirve para algo creer en ellas? La
sospecha de que el voto no es respetado en Venezuela puede tener un fundamento
verdadero (lo tiene, todo el sistema es sesgado y es necesaria una reforma
profunda para recuperar la confianza en el voto), pero lo importante es la consecuencia del discurso: la
desmovilización de la oposición al punto en que quizás se pueda demostrar que
el chavismo ha ganado elecciones en el pasado sin necesidad de conspirar para
hacer fraude electoral.
En otros trabajos he hecho referencia a que una de las
consecuencias más relevantes del uso político de las teorías de la conspiración
es la desmovilización política de las personas. Las teorías de la conspiración
ponen el lugar del poder en una agencia que está más allá del control de las
personas: mientras más poderosas y todo explicativas las teorías de la
conspiración, más poderoso el agente conspirativo y menos poderosa la víctima.
Es más, un aspecto clave de las narrativas teórico-conspirativas relacionadas
con el populismo es que el líder es insistentemente presentado como el único
capaz de enfrentar el enorme poder del enemigo y por lo tanto “el pueblo” debe
otorgarle poder supremo, confiar en él y ser leal a él al extremo.
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