Gracias
al equipo Hilos
de América por entrevistarme. Recomiendo seguir con atención su
nuevo Observatorio
de la Conspiración, tiene excelentes artículos.
Hugo
Pérez Hernáiz, sociólogo y profesor universitario, ha hecho más
de 550 publicaciones en su blog Venezuela
Conspiracy Theories Monitor enfocado
en el fenómeno de la conspiración; también ha escrito sobre ello
para medios de comunicación como Cinco
8 y
Revista
SIC.
En entrevista para el Observatorio
de la Conspiración de
Hilos
de América,
habla sobre por qué cree que estas teorías tienen tanto alcance y
sobre la utilización que le dan los líderes populistas para el
posicionamiento político.
En
cuanto a Venezuela, afirma que lo más interesante “no es el
basamento teórico conspirativo de la retórica chavista, sino el
auge de las teorías de la conspiración entre cierto sector de la
oposición”.
Empecemos
por lo básico: ¿Qué son las teorías de conspiración?
En
general, cualquier teoría que plantee que hay alguien o un grupo que
está oculto, intrigando, detrás de un evento, es una teoría de la
conspiración. Sin embargo, a lo que hoy día nos referimos como
“teorías de la conspiración” es a las grandes teorías que nos
explican cómo detrás de todo,
o
al menos de los más importantes eventos, hay alguien conspirando,
siempre.
¿Qué
tan peligrosas pueden ser las teorías de conspiración?
Por
momentos, las grandes teorías de la conspiración son discursos
marginales de pocos, pero hay tiempos en la historia en las que se
normalizan estos discursos.
Hannah
Arendt describió en su obra cómo la oficialización por parte de
estados modernos de estos discursos fue un aspecto importante de
algunos de los episodios más criminales de la historia humana.
Parece haber una afinidad electiva entre extremismos radicales y
discursos fundamentalistas, y formas conspirativas de entender el
mundo.
¿Por
qué informaciones que pueden parecer absurdas a simple vista, llegan
a tener tanto alcance? ¿Cuáles son los principales factores que
influyen en que las teorías corran sin control por las distintas
plataformas digitales?
Precisamente
porque no parten de supuestos absurdos o irracionales, sino de
eventos ciertos que luego son universalizados. Creer que la gente
conspira, no es absurdo. Ser escéptico y sospechar de los discursos
oficiales y de los medios es muy sano. El problema con la gente que
hoy día llamamos teóricos de la conspiración es la inconstancia en
la duda, no la duda en sí. He llamado a esto suspensión del
escepticismo en segunda instancia. En general, resulta que las
teorías de la conspiración son discursos muy satisfactorios, dan
certezas, explican el mal, apuntan a culpables concretos y son
retóricas circulares frente a las que los contrargumentos carecen de
eficacia.
Hay
teorías de conspiración que han terminado siendo ciertas, aunque en
un principio parecía simple especulación. ¿Cómo podemos
identificar lo que es cierto o lo que es falso, en un mundo tan loco
e insólito?
En
General la filosofía, desde Popper, viene dándonos herramientas muy
útiles sobre cómo no caer en la trampa conspiranóica: los errores
argumentales, las falta de rigurosidad en las evidencias, etc. Las
ciencias sociales, con Hannah Arendt o Richard Hofstadter, por
ejemplo, nos han mostrados el peligro de las consecuencias políticas
de estos discursos. Personalmente creo que la mejor actitud es
aceptar que la realidad es compleja y que la sospecha y las dudas
deben ser permanentes.
La
duda frente a lo que no refuerza nuestras certezas no es duda ni
sospecha.
¿Por
qué crees que líderes populistas utilizan las teorías de
conspiración para el posicionamiento político?
Como
ya dije, desde Arendt y Hofstadter hablamos de una afinidad electiva
entre movimientos políticos radicales y estos discursos. No es
tampoco casual que los líderes que quieren presentarse como fuertes
defensores del pueblo insistan en apuntar a poderosísimos enemigos
frente a los cuales solo es posible confiar en el líder para
defenderse. Hoy en día vemos como en los intentos iliberales de
política, en Europa pero también en Estados Unidos, figuras de
enemigos poderosos que atentan contra “la nación” son señalados
como culpables de todos los males.
Hablemos
de Venezuela. Las teorías de conspiración llevan años corriendo
sin control. ¿Cuál fue el origen? ¿Iniciaron con Chávez?
De
ninguna manera. Las teorías de la conspiración existen desde que
existe la política, es decir, desde siempre. Sí es cierto que en
América Latina hay una notable tradición teórica conspirativa de
la izquierda regional vinculada a la idea del antimperialismo, de la
cual el chavismo se nutrió y desarrolló creativamente. Si además
aceptamos la noción del chavismo como una forma de “populismo”,
entonces aplican todas las consideraciones que he mencionado
anteriormente. Pero lo más interesante actualmente no es el
basamento teórico conspirativo de la retórica chavista, sino el
auge de las teorías de la conspiración entre cierto sector de la
oposición, sobre todo a través de las redes sociales. A eso es a lo
que he estado dedicando más atención en mi trabajo últimamente.
¿Crees
que haya una manera de combatir las teorías de conspiración de
manera efectiva?
Así
de manera general, mi respuesta es no. Habrá siempre teorías de la
conspiración, como siempre habrá paranoicos, tontos, filosofantes
de las redes sociales dedicados reconfortar a sus seguidores con
certezas fáciles y discursos pop para consumo de adolescentes
perturbados. Si son discursos que reconfortan a la gente, no veo
porqué habría que combatirlos, igual que no veo la razón para
“combatir” la religión, o el opio. Contra lo que tenemos que
estar en guardia es los discursos extremistas detrás de ciertas
agendas políticas autoritarias (que suelen tener afinidades con las
teorías de la conspiración).