Monday, January 25, 2021

El problema con los teóricos de la conspiración es la inconstancia en la duda, no la duda en sí

 

Gracias al equipo Hilos de América por entrevistarme. Recomiendo seguir con atención su nuevo Observatorio de la Conspiración, tiene excelentes artículos.


Hugo Pérez Hernáiz, sociólogo y profesor universitario, ha hecho más de 550 publicaciones en su blog Venezuela Conspiracy Theories Monitor enfocado en el fenómeno de la conspiración; también ha escrito sobre ello para medios de comunicación como Cinco 8 y Revista SIC. En entrevista para el Observatorio de la Conspiración de Hilos de América, habla sobre por qué cree que estas teorías tienen tanto alcance y sobre la utilización que le dan los líderes populistas para el posicionamiento político.

En cuanto a Venezuela, afirma que lo más interesante “no es el basamento teórico conspirativo de la retórica chavista, sino el auge de las teorías de la conspiración entre cierto sector de la oposición”.

Empecemos por lo básico: ¿Qué son las teorías de conspiración?

En general, cualquier teoría que plantee que hay alguien o un grupo que está oculto, intrigando, detrás de un evento, es una teoría de la conspiración. Sin embargo, a lo que hoy día nos referimos como “teorías de la conspiración” es a las grandes teorías que nos explican cómo detrás de todo, o al menos de los más importantes eventos, hay alguien conspirando, siempre.

¿Qué tan peligrosas pueden ser las teorías de conspiración?

Por momentos, las grandes teorías de la conspiración son discursos marginales de pocos, pero hay tiempos en la historia en las que se normalizan estos discursos.

Hannah Arendt describió en su obra cómo la oficialización por parte de estados modernos de estos discursos fue un aspecto importante de algunos de los episodios más criminales de la historia humana. Parece haber una afinidad electiva entre extremismos radicales y discursos fundamentalistas, y formas conspirativas de entender el mundo.

¿Por qué informaciones que pueden parecer absurdas a simple vista, llegan a tener tanto alcance? ¿Cuáles son los principales factores que influyen en que las teorías corran sin control por las distintas plataformas digitales?

Precisamente porque no parten de supuestos absurdos o irracionales, sino de eventos ciertos que luego son universalizados. Creer que la gente conspira, no es absurdo. Ser escéptico y sospechar de los discursos oficiales y de los medios es muy sano. El problema con la gente que hoy día llamamos teóricos de la conspiración es la inconstancia en la duda, no la duda en sí. He llamado a esto suspensión del escepticismo en segunda instancia. En general, resulta que las teorías de la conspiración son discursos muy satisfactorios, dan certezas, explican el mal, apuntan a culpables concretos y son retóricas circulares frente a las que los contrargumentos carecen de eficacia.

Hay teorías de conspiración que han terminado siendo ciertas, aunque en un principio parecía simple especulación. ¿Cómo podemos identificar lo que es cierto o lo que es falso, en un mundo tan loco e insólito?

En General la filosofía, desde Popper, viene dándonos herramientas muy útiles sobre cómo no caer en la trampa conspiranóica: los errores argumentales, las falta de rigurosidad en las evidencias, etc. Las ciencias sociales, con Hannah Arendt o Richard Hofstadter, por ejemplo, nos han mostrados el peligro de las consecuencias políticas de estos discursos. Personalmente creo que la mejor actitud es aceptar que la realidad es compleja y que la sospecha y las dudas deben ser permanentes. La duda frente a lo que no refuerza nuestras certezas no es duda ni sospecha. 

¿Por qué crees que líderes populistas utilizan las teorías de conspiración para el posicionamiento político?

Como ya dije, desde Arendt y Hofstadter hablamos de una afinidad electiva entre movimientos políticos radicales y estos discursos. No es tampoco casual que los líderes que quieren presentarse como fuertes defensores del pueblo insistan en apuntar a poderosísimos enemigos frente a los cuales solo es posible confiar en el líder para defenderse. Hoy en día vemos como en los intentos iliberales de política, en Europa pero también en Estados Unidos, figuras de enemigos poderosos que atentan contra “la nación” son señalados como culpables de todos los males.

Hablemos de Venezuela. Las teorías de conspiración llevan años corriendo sin control. ¿Cuál fue el origen? ¿Iniciaron con Chávez?

De ninguna manera. Las teorías de la conspiración existen desde que existe la política, es decir, desde siempre. Sí es cierto que en América Latina hay una notable tradición teórica conspirativa de la izquierda regional vinculada a la idea del antimperialismo, de la cual el chavismo se nutrió y desarrolló creativamente. Si además aceptamos la noción del chavismo como una forma de “populismo”, entonces aplican todas las consideraciones que he mencionado anteriormente. Pero lo más interesante actualmente no es el basamento teórico conspirativo de la retórica chavista, sino el auge de las teorías de la conspiración entre cierto sector de la oposición, sobre todo a través de las redes sociales. A eso es a lo que he estado dedicando más atención en mi trabajo últimamente.

¿Crees que haya una manera de combatir las teorías de conspiración de manera efectiva?

Así de manera general, mi respuesta es no. Habrá siempre teorías de la conspiración, como siempre habrá paranoicos, tontos, filosofantes de las redes sociales dedicados reconfortar a sus seguidores con certezas fáciles y discursos pop para consumo de adolescentes perturbados. Si son discursos que reconfortan a la gente, no veo porqué habría que combatirlos, igual que no veo la razón para “combatir” la religión, o el opio. Contra lo que tenemos que estar en guardia es los discursos extremistas detrás de ciertas agendas políticas autoritarias (que suelen tener afinidades con las teorías de la conspiración).

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