The Latin-American TV
news channel funded by the Venezuelan government, Telesur, echoes
in this article the conspiracy rhetoric that has become the official government’s
explanation for Venezuela’s economic problems.
The piece is a good
summary of the main points of the “economic war” theory.
It divides the war in
two fronts: internal and external.
The internal front
includes hoarding of basic goods, speculation, the selling at an “overprice” of
products imported with dollars given by the government at a preferential rate,
the use of those dollars to “feed” the black market, the “manipulation” of
products in order to sell them in presentations that are not subject to price
controls, the “disappearance” of certain brands, and smuggling.
On the external front
the country faces: the “blockade” of international loans (controlled by the
United States and its international allies according to the article), the “discredit”
of Venezuela and its economic allies (Russian and China), the “attack against oil
prices” by oversupplying the markets, the “ideological war” (which includes:
protests, “generalized chaos”, violence, and coup threats), and the “political
war” (US sanctions against Venezuelan officials).
No mention is made of
the possibility of government’s policies being in any way responsible for the
current economic crisis.
Also notable: “magnicidio” claims made last year
that the opposition and the Empire were plotting to assassinate the President
and other government officials are absent form this low intensity war against Venezuela.
Here is the complete
article in Spanish:
Guerra de baja
intensidad contra Venezuela
Publicado 14 enero 2015
Venezuela
enfrenta una agresiva ofensiva nacional e internacional en momentos en que su
principal producto de exportación y fuente de divisas, el petróleo, sufre una
merma importante de su cotización en el mercado.
La Revolución Bolivariana viene siendo asediada por factores internos y
externos que
desde el plano económico, político e ideológico intentan derrocar un proyecto
surgido de la mano del líder y Comandante, Hugo Chávez Frías.
El
protagonismo de la Revolución ha permitido el avance de proyectos de
integración y unidad en Latinoamérica, y ha servido de referente para la
consolidación de proyectos políticos de carácter soberano que alteraron la
hegemonía estadounidense en la región.
Luego de derrotado el Golpe de Estado en
2002, el Paro petrolero del mismo año; así como los diversos intentos de los
sectores opositores por derrocar a la Revolución (el más reciente ocurrido en
marzo de 2014 bajo el nombre de “La Salida”) todos ellos financiados y
auspiciados por EE.UU., la estrategia apunta ahora a la guerra de baja intensidad en áreas sensibles de la
economía, a intentar debilitar el contenido político e
ideológico legado por el Comandante Chávez y la unión cívico militar forjada en
la lucha contra quienes sueñan quebrar el orden constitucional.
La Guerra económica
Una
guerra de vieja data que busca quebrar a la Revolución tiene varios componentes
y que pasa por la dependencia del país con la renta petrolera que genera
distorsiones en la economía y facilita una cultura importadora que propicia la
acción desestabilizadora:
En el plano interno:
a) Acaparamiento y especulación con los productos de la cesta básica
de la población. Práctica que incluye esconder productos de
primera necesidad para generar caos, inquietud y angustia en la población. Los
productos afectados van desde el medicamentos, productos de limpieza, alimentos,
repuestos, etc.
b) Venta con sobreprecio de productos adquiridos con divisas
otorgadas por el gobierno con tasas preferenciales. Una
práctica denunciada por factores nacionales e internacionales que tienen como
base el uso inescrupuloso de los recursos de los venezolanos para enriquecer a
los sectores de la burguesía importadora y a las cadenas de distribución en
manos de la empresa privada.
Así, en
Venezuela los productos tienen un sobreprecio del mil por ciento, si se
comparan con los valores de las mismas mercancías en otros países de la región.
c) Desvió de divisas hacia cuentas en el exterior o para alimentar el
mercado paralelo. Una práctica realizada por factores del
capital con la participación de ex-funcionarios del gobierno que han incurrido
en este delito contra la patria. A esto se suma la práctica de particulares de
extraer divisas preferenciales autorizadas (a Bs.11,50 o a Bs.6,30 por dólar)
por el Gobierno venezolano para su posterior reventa en el mercado paralelo
con un incremento de hasta el mil 300 por ciento.
d) Manipulación de productos para venderlos con mayor costo en
“nuevas presentaciones”. Productos como el arroz, es “aderezado
con ajo”, la leche es “enriquecida con calcio”, y así con diversos productos
para encarecer su venta. A esto se suma el extraño caso de la desaparición de
la leche de los anaqueles, mientras los mismos son inundados con derivados de
lácteos como el yogurt.
e) Desaparición de marcas
puntuales de productos de primera necesidad. Un fenómeno
interesante tiene que ver con la desaparición de algunas marcas de productos
que afectan a sectores tradicionalmente ligados a los mismos. Tal es el caso de
la harina precocida de maíz, que la población asocia a una marca específica y
ante su acaparamiento por parte de los distribuidores se califica como ausencia
total del producto, cuando hay otras marcas del mismo en los
anaqueles.
f) Contrabando de extracción.
Promovido desde países fronterizos con Venezuela. El caso más reciente lo
constituye la incautación de miles de toneladas de productos alimenticios, para
higiene personal, detergentes, baterías, etc., incautadas en un operativo en el
estado Zulia; un caso presentado por el vicepresidente de la República, Jorge
Arreaza.
En el plano externo:
1) Bloqueo a las fuentes de financiamiento. Por lo
general controladas por EE.UU. y sus alados occidentales, quienes han estado
implicados en las acciones contra Venezuela. El caso más reciente el aumento
del riesgo país declarado unilateralmente por la calificadora financiera Moody's,
institución que además “alertó” sobre la posibilidad de “quiebra de la economía
venezolana”; hecho que dificulta el acceso a financiamiento y deprecia el valor
de los activos financieros venezolanos en el mercado internacional. Una
práctica nada inocente.
2) Descrédito de Venezuela y sus aliados en materia económica.
Un eje de la ofensiva incluye deslegitimar a los gobiernos e instituciones que
invierten en Venezuela; así, la participación de China y Rusia en
proyectos productivos son vistos como intentos de controlar el país o como
injerencia en los asuntos internos en un proceso que pasa por descalificar ante
la opinión publica los acuerdos y compromisos alcanzados por el gobierno
nacional venezolano.
3) Ataque a los precios petroleros mediante un incremento de la
oferta. Estados Unidos viene aumentando la oferta con crudo
obtenido mediante el método de fractura hidráulica (fracking); a partir de la
comercialización de hidrocarburos obtenidos en Libia e Irak, luego de controlar
la producción petrolera de estos países tras la guerra de intervención llevada
a cabo con sus aliados de la OTAN; y el incrementos de la producción, por
encima de la cuota acordada en la OPEP, por países como Arabia Saudita y los
Emiratos Árabes Unidos. Esto ha afectado la estabilidad de los precios del
petróleo afectando la principal fuente de divisas de Venezuela.
La Guerra ideológica
La
ofensiva contra Venezuela incluye el ataque en el plano ideológico a través de
los medios de comunicación que se han encargado de crear matrices como:
-
Inminencia de un “estallido social”.
- Protestas
generalizadas en el país por parte de sectores opositores que “resisten al
régimen”.
- Caos
generalizado y hambruna en la población
-
Violencia desbordada y “represión gubernamental” contra los factores
“democráticos”. Recientemente en los premios Oscar varios artistas llamaron a
la Paz en Venezuela, en una campaña alimentada a través de las redes sociales
que demuestra el carácter manipulador de la ofensiva de la derecha y la
ignorancia de quienes se prestaron al juego politiquero.
-
Inminencia de un Golpe de Estado promovido por factores internos de la Revolución
descontentos con el presidente Maduro.
La idea
es generar angustia en la población, gestar “apoyo” en la opinión pública
mundial y crear las condiciones para justificar cualquier acción contra la
Revolución y su gobierno. Una agenda ya observada en Chile, Libia, Siria, Irak,
en las llamadas revoluciones de colores y en los países en los que EE.UU., y
occidente están interesados en apoderarse de sus recursos naturales. Y
Venezuela es el país con mayores reservas petroleras del planeta, una razón de peso
para la acción desestabilizadora.
Otro
aspecto de la guerra ideológica está relacionado con intentar desligar al
presidente Maduro y los dirigentes de la Revolución del legado de Chávez. De
repente la oposición empezó a admirar al comandante Chávez y se convirtió en
defensora de su obra, en un esfuerzo por apropiarse de la simbología, el
discurso y la construcción consciente que ha alcanzado la Revolución, así como
del vínculo profundo con el pueblo que caracterizaba al líder. Maduro pasó a
ser presentado como quien torció la ruta de la Revolución, hecho que tiene como
fin quitarle pueblo al proyecto político.
Esta
práctica no debe confundirse con el debate necesario que debe darse en la
sociedad venezolana; no obstante, la acción manipuladora de los medios en
no pocas ocasiones descontextualiza el mismo para presentar supuestas fracturas
en el seno de la Revolución.
La Guerra política
Venezuela
ha sido objeto de sanciones por parte del gobierno de Estados Unidos que
representan una violación de su soberanía y que pretenden arrodillar a la
nación. Destaca que la vocería opositora ha perdido fuerza y capacidad
convocatoria. Incluso los medios de comunicación que asumieron el rol político
en una etapa han perdido legitimidad.
Ante
esta falencia, la ofensiva discursiva ha sido asumida por medios
internacionales, funcionarios estadounidenses o personeros políticos de otros
países (como Álvaro Uribe Vélez) quienes incursionan con igual intensidad sobre
asuntos internos de sus respectivos países como sobre la patria de Chávez y
Bolívar.
La respuesta de la Revolución
La
respuesta no se ha hecho esperar. La contraofensiva de la Revolución incluye:
La
presencia inmediata en la calle, junto al pueblo, en la tarea de garantizar la
paz ciudadana y derrotar a quienes mantienen la guerra económica contra la
nación.
Reconocimiento
de las fallas y la toma de correctivos para subsanar las falencias y los errores,
con la responsabilidad y la capacidad autocrítica que legó el Comandante
Chávez. Es importante destacar que el Gobierno ha dado la cara a los problemas
y actúa en la solución de las dificultades, incluso si estas pasan por revisar
la conducta de funcionarios o su procesamiento legal en caso de conductas que
vayan en contra de los principios de la Revolución o las leyes.
Garantía
de la inversión social y de los recursos necesarios para garantizar el
bienestar de la población. En esta dirección se limitaron los gastos suntuarios
y se aplicaron medidas para regular el uso óptimo de las divisas que ingresan
al país.
Presencia
internacional para romper el cerco económico internacional y generar inversión
y recursos para el desarrollo de la economía productiva que supere el rentismo
dependiente del petróleo.
La gira
del presidente Maduro responde a una estrategia encaminada a ampliar los
vínculos de Venezuela en materia política y económica, así como defender la
OPEP y llegar a a acuerdos dirigidos a contrarrestar la baja de los precios del
petróleo y el impacto negativo en la economía.
Fortalecimiento
de la integración y de la presencia internacional de Venezuela en
Latinoamérica.
Pero
quizás la política de mayor impacto ha sido la presencia en la calle con el
pueblo para garantizar la marcha de la Revolución, siguiendo la ruta trazada
por el Comandante.
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