Mi amigo y colega de la Escuela de
Sociología de la UCV, el Profesor Luís Gómez Calcaño, me permite copiar aquí su
comentario. En esté blog he discutido varias veces el uso político de las
teorías de la conspiración. ¿Llegará el gobierno venezolano al extremo que
sugiere Gómez Calcaño? Atención al último párrafo de su comentario:
“Desde
una perspectiva convencional de la gobernabilidad, el gobierno de Maduro es
desastroso. Pospone al máximo la toma de decisiones, y cuando lo hace, ellas
son inoportunas o inadecuadas. Esto afecta directamente a la vida cotidiana en
términos de escasez, inseguridad e inflación, lo que se refleja en encuestas
que predicen una derrota electoral.
Pero, si el proyecto y la estrategia de gobernabilidad son otros, la aparente desorientación del gobierno muestra otra cara: la de agudizar la crisis social para provocar desorden, violencia e incluso actitudes insurreccionales en parte de la oposición, excusas todas para suspender o invalidar el proceso electoral, pasando a un autoritarismo abierto. Para ello se activan las teorías de la conspiración y se infiltra a los grupos opositores más radicales que devalúan el papel de las elecciones parlamentarias.
La declaración de un estado de emergencia ante un nuevo “intento de golpe” (con pruebas debidamente aportadas por “patriotas cooperantes”), que implicaría una posposición indefinida de las elecciones y un gobierno vía habilitante prolongada, tendría un costo político controlable mientras se mantenga satisfechos a la cúpula militar y política y al aparato represivo (hoy distribuido en redes de informantes y “colectivos” que cubren amplios sectores de la población). La reacción internacional no es de temer, como ya se ha demostrado muchas veces en los últimos años”.
Publicado
en Facebook el 20 de abril por Luís Gómez Calcaño.
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