“El aviador”, acusado por el Presidente Maduro, y ahora
por el Ministro Rodríguez Torres, de ser el “cerebro” detrás de las guarimbas,
no es otro que el padre
de nuestra querida amiga y colega Lissette González.
Lissette es una respetada profesora de la Universidad
Católica Andrés Bello, dedicada desde hace años al estudio de los temas de
estratificación, desigualdad y pobreza. Es autora de un popular
blog sobre temas sociales venezolanos y columnista de varios periódicos
nacionales. El tono de sus artículos es crítico pero siempre moderado y
equilibrado.
El señor Rodolfo González es un piloto retirado y la
madre de Lisette trabaja en una pequeña agencia de viajes propiedad de la
familia ubicada en Chacao. Carecen de medios y fortuna como para financiar a “mercenarios
y francotiradores”, tal como les acusa el gobierno.
A lo largo de un año he intentado en este blog mantener,
no siempre con éxito, un tono desprendido y objetivo en torno a al tema de las
teorías de la conspiración, tratando de evitar juzgar la verdad o falsedad de
esta teorías. Pero nunca había tenido acceso tan personal y cercano a evidencias
de que una de las acusaciones conspirativas del gobierno es pura y simple mentira.
He
sostenido que una las consecuencias del uso político de las teorías de la
conspiración es la deshumanización del otro. El oponente deja de ser entendido
como un adversario político que protesta, violentamente o no, por motivos
legítimos o no, y pasa a ser presentado (en cadena nacional) como un agente de
malignos poderes extranjeros. Venezolanos inocentes como el señor Rodolfo
González son las más recientes víctimas de una fantasía delirante construida
sobre la base a un proyecto
político religioso paranoico.
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